Categorías
Relatos

En un tazón de té celeste

La ballena no me miró, ni supo que yo estuve observándola tanto tiempo. Ella, disfrutando
del mar calmo y celeste de la mañana, giraba, asomaba su cabeza callosa, cortaba la superficie con las aletas, se sumergía, y yo siempre parado al borde del muelle.