Jornadas Folklore cueca
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Identidad, regionalidad y folklore

Existe una idea de circularidad en las cosas, un ciclo que se hace rutina y una rutina que se vuelve hábito.

¿Pero qué pasa cuando esa continuidad de las cosas de golpe se corta? ¿Qué pasa cuando tus certezas se vuelven incertidumbres? O más bien, ¿de qué podemos estar segurxs? Arranquemos por ahí…

Estamos rodeadxs -y al mismo tiempo también hechxs- de objetividades y subjetividades.

Si elegimos empezar hablando de certezas podríamos iniciar diciendo quiénes somos. He aquí la cuestión cuando nos presentamos ante un otrx. ¿Qué aspectos son los que elegimos mencionar de nosotrxs? ¿Bastaría, por ejemplo, identificarnos como patagónicxs? Probablemente para que el otrx nos ubique en un mapa, sea suficiente. Sin embargo, ¿alcanza?

Conocemos lo que sucede en lugares como Buenos Aires, Santiago del Estero o Salta, solo por mencionar algunos centros difusores de la cultura, pero aquí, ¿somos conscientes de cómo la identidad que les es propia aparece en sus expresiones artísticas? ¿Qué tenemos para decir desde nuestros territorios respecto de lo que nos identifica y diferencia de otros puntos geográficos? Retomemos lo folklórico. El campo de conocimiento propio de las danzas folklóricas nos permite definir un aspecto de la cultura que visualiza un enfoque particular de nuestro patrimonio. 

Pensamos en danza y lo primero que se nos viene a la mente es un valsecito criollo o una cueca neuquina. Y con ellas una dama y un caballero haciéndose uno con la música. Respecto de la sonoridad, llegan las voces de las cantoras con su tañidor y su guitarra, para traernos melodías, que quizá, suenan algo ruidosas para aquellxs que las escuchan por primera vez.

Acá estamos, erguidxs en un lugar del globo, que muchxs podrían reconocer como el famoso “fin del mundo”, una pequeña frase que tiende a definir simplificando eso que tanto hay para contar. Es que la Patagonia, más que el fin del mundo, -como tantos otros lugares- es un mundo entero para todxs lxs que la habitamos, nuestro principio y nuestro fin, lleno de espacios y personas por descubrir.

Analizar la palabra fin, dentro de esa expresión, nos invita a pensar en ciertas perspectivas  y puntos desde los cuales nos paramos a observar.

Desde donde estamos, fin para algunxs -principio para nosotrxs-, hay mucho para contar. Tenemos la necesidad tanto de definirnos como sujetxs, como también así de generar encuentros con un otrx. Porque en la Patagonia también hay voces para decir y oídos para escuchar. Voces que confluyen llegando casi como gritos ahogados hacia otros puntos del país reclamando ser oídos. ¿Y si esos gritos se hacen diálogos y los encuentros se tornan más cercanos? Trabajamos en ello. 

1ras Jornadas de estudios regionales de Folklore en IUPA.

Las opiniones y comentarios desarrollados en esta publicación responden a la subjetividad de los autores que participan.

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