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Niña mamá

Si tuviera que resumir en pocas palabras lo primero que se me vino a la mente cuando vi Niña Mamá, es emergencia social.

Niña Mamá de Andrea Testa, es una película que le pone rostro a una necesidad y nos hace reflexionar sobre la urgencia de poder decidir sobre nuestros cuerpos y sobre la importancia de repensar, desear las maternidades. La palabra urgencia me resuena constantemente, porque pienso que es una película que nos posiciona como simples observadores que vamos forjando opinión.

Estoy sentada en la cama de mi habitación viendo y escuchando varios relatos de mujeres que deciden llevar adelante su embarazo, pero también algunas deciden interrumpirlo. Encuentro en la acción de ver y escuchar la relevancia de lo urgente. Porque en el fondo sabemos lo perentorio que resuena: es como si hubiésemos visto algo de reojo pero que late ahí muy fuerte desde siempre. Niña Mamá lo reafirma constantemente, porque pone en foco la importancia de alcanzar la jurisdicción de nuestro propio cuerpo. Algo que históricamente nos lo arrebataron y se naturalizó e internalizó de una manera que me angustia demasiado. En esta observación noto que aparecen la culpa, el abandono, la desidia y lo que engloba todo esto: la violencia y el miedo que sufren estos cuerpos donde sus derechos se ven vulnerados.

Un relato coral en blanco y negro nos sumerge en realidades que transcurren en hospitales públicos del conurbano bonaerense. Relatos que convergen en la intimidad de un consultorio donde especialistas acompañan, en esta ocasión, amorosamente a estas mujeres. La imagen del equipo de profesionales de la salud no aparece en ningún momento, solo escuchamos sus preguntas y voces fuera de escena. Preguntas que humanizan y dan surgimiento a apalabrar con confianza como se sienten esas personas gestantes. Por eso, no hay nada que nos distraiga más que la imagen de esos rostros relatando, nada se interpone en las miradas de estas mujeres. Ponen el cuerpo y narran en primera persona. La cámara registra con atención lo que relatan las protagonistas, sin juicios ni marca moral, el tiempo largo de los planos y el sonido ambiental nos acerca en la cotidianeidad de lo que acontece todos los días en estos hospitales.

A través de estos relatos, surgen para mí, algunas certezas que el documental nos viene a confirmar pero que la mayoría ya sabíamos: la sumisión e internalización de ciertos mandatos que la sociedad, familia, iglesia o hasta un otro imaginario, la famosa premisa “qué dirán” de los cuales nos hacen cargo todo el tiempo. Juicios que nos imponen constantemente. Esta sumisión adoctrinante confluye muchas veces en el miedo que genera practicarse un aborto inseguro y clandestino, que es ni más ni menos el miedo a la muerte.

Sentí necesaria esta película para invitar a la reflexión, porque pone en realce varias cuestiones: entornos sociales que no deben ser indistintos ni ligados a privilegios a la hora de decidir. Además, para generar nuevas miradas e imágenes de lo que es la maternidad. Sobre qué es lo que pasa en otros contextos problemáticos y sobre todo que tiene que ver con una cuestión de salud pública integral y derechos humanos que deben proteger la vida de las personas gestantes.

Según la ONG Amnistía, el 30% de las jóvenes abandonan el secundario por embarazo o maternidad. En nuestro país, cada tres horas una niña entre diez y catorce años es forzada a gestar, parir y criar y eso debe interpelarnos como sociedad.

Niña Mamá se puede ver en CINE.AR y está disponible en Vimeo on demand, lo recaudado será donado a los hospitales y a las jóvenes que participaron en la película.

Las opiniones y comentarios desarrollados en esta publicación responden a la subjetividad de los autores que participan.

Creadora, realizadora audiovisual y docente recibida en IUPA. Escribo sobre audiovisual para el medio multimedial “Ojo de Salvia”.

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