Se dice que el ser humano ¨inventó la imaginación¨ mirando el fuego. Se dejó llevar por su visión y miró tanto el dibujo de las llamas que creó su mente.
A todos nos pasa que miramos mucho tiempo algo y cambia. El cuerpo se vuelve un único ojo que profundiza en detalles que son inexplicables para los sentidos.
Mirar un partido de fútbol es lo mismo.
Hay algo tan esotérico en patear la pelota como en la cancha, donde sucede lo que todos sabemos: el hincha que se desgarra la garganta al mismo tiempo que el defensor su tobillo, y el olor a pancho que hace meditar a cualquiera.
El fútbol es noble, ancestral y si cantamos, la experiencia es holística, no hay dudas. Miramos a veintidós personas transpirar un fuego que está dentro del cuerpo e inventamos así, muchas historias sobre la pasión. Esta es la pelota más ojeada del mundo.
Y mi papá la mira desde la tele. Es su meditación.
Hace poco me dijo que no le gusta contar que me dedico a la astrología y la espiritualidad. Me pregunto (ahora que tiene Instagram):
¨¿Papi, y si el cielo también es un partido de fútbol?¨